Nadábamos, saltábamos y croábamos felices en un río cerca del pueblo de Visviri, hasta que escuchamos las plegarías del Yatiri, que apareció con varios instrumentos musicales. Sorprendidos, nos escondimos entre las piedras, observamos la ofrenda a las deidades y nosotros, los jamp’atu, respondimos a sus ruegos. No sé si es verdad, pero dicen que los instrumentos se vuelven mágicos cuando los jamp’atunaka13 croamos alrededor, así les entregamos parte de nuestro espíritu, llamamos a la lluvia con el canto y ellos con su tarka.

Primer lugar regional
Arica
14 años

Denounce with righteous indignation and dislike men who are beguiled and demoralized by the charms pleasure moment so blinded desire that they cannot foresee the pain and trouble.