Había una vez un coleccionista que juntaba cartas Pokémon. Él vivía en Punta Arenas. Un día de repente ¡PUM!, un vidrio se rompió.
El coleccionista fue a ver y vio a un ladrón que se robó una carta que estaba avaluada en un cuatrillón de dólares por lo que escapó rápidamente. El coleccionista se asombró, buscando entre el marco roto encontró huellas que iban directo a las Torres del Paine, ante eso el coleccionista dijo:
—Bueno no importa, hoy iré a las ¡Torres del Paine!

Segundo lugar regional
Punta Arenas
10 años

Denounce with righteous indignation and dislike men who are beguiled and demoralized by the charms pleasure moment so blinded desire that they cannot foresee the pain and trouble.