Me contó mi abuelito Juan que cuando él era más joven y vivía en Carmen de las Rosas, una localidad cerca de Melipilla trabajaba en una parcela muy grande, estaba encargado de esperar a los trabajadores y tenía que hacer las fogatas en invierno para que se calentaran.

Un día, al llegar y comenzar a prender las fogatas, miró hacia atrás y vio como un niño de alrededor de un año se calentaba en la fogata. Mi abuelo, muy impresionado de ver a un niño a esa hora, se acercó a mirar y casi se desmaya al ver que tenía barba y muchas arrugas. Estaba viendo a un duende.

Tercer lugar regional
Melipilla
8 años