Era una noche de verano, cuando con mi tata salimos a ver los caballos, en eso vimos a un señor de negro. Mi abuelo le habló, pero el señor no respondió.
Mi tata fue a buscar una linterna y se demoró unos minutos, mientras yo me quedé aterrorizada en la oscuridad. En esos minutos escuché los ruidos de los árboles y pájaros, a lo lejos se podían divisar algunas de las luces de las casas cercanas a la de mi abuelo; cuando volvió me preguntó si había visto algo y le respondí que no, luego me dijo:
—Quédate muy quieta.
Segundo lugar regional
Doñihue
9 años