Ocurrió una tarde cálida en la que, de un momento a otro, se comenzaron a avecinar las suaves nubes en el cielo azul. Junto a mis amigos y nuestras respectivas familias nos encontrábamos caminando por el sendero del Pescador.

Con mis amigos decidimos jugar a las escondidas por el sendero, nuestro juego preferido. Caminé a esconderme bastante más adelante que ellos, ahí fue cuando me senté en un tronco cerca de un arrayán y me saqué los zapatos para tender mis pálidos pies sobre el musgo verde, cerré mis ojos y escuché el melodioso trinar de un chucao a mi derecha, me sentía adormilado del cansancio de tanto jugar, entonces las cosas cambiaron. Al despertar, el suelo del sendero eran unos adoquines negros y limpios, había faros entre los numerosos árboles y ya no oía a mis padres conversando cerca.

Segundo lugar regional
Aysén
13 años