Había una vez una pequeña tribu llamada Ckoiba h’aiti, la cual vivía en un páramo desértico con un gran socavón vacío. Ellos hacían sus casas bajo tierra, en donde vivían muchas familias con niños y niñas muy felices y en paz. Eran un pueblo muy pasivo, no cazaban animales, sino que los domesticaban, ya que con ayuda del dios del sol y la luz divina, Ckapin Ckapur, y la diosa de la luna y las estrellas, Cahmor Ckoirama podían hacer un trato mágico con los animales sagrados; al jurarles lealtad, ellos les daban lo que necesitaban a manos llenas a la gente del pueblo.

Premio especial pueblos originarios
Región de Antofagasta
Calama
14 años