Una vez el tío Renato Cárdenas Álvarez, amigo de mi familia y uno de los más grandes investigadores de la cultura de Chiloé, me contó que vio al mismísimo Trauco, un ser horripilante de pelo largo y de una estatura poco favorable. Esta criatura vivía en el bosque y caminaba por sobre las copas de los árboles para que no vieran su horrible cara junto con su enorme nariz.

Me contó que antes había sido una persona totalmente normal, un señor que vivía solo en su pequeña cabaña. Siempre soñó con tener una esposa, alguien que lo acompañara por el resto de su vida, intentó tener pareja, pero todas lo dejaban por su feo aspecto. Con el tiempo se desesperó tanto que empezó a volverse un ermitaño, descuidó su apariencia y su casa, hasta que la gente empezó a verlo como un verdadero monstruo.

Tercer lugar regional
Castro
13 años