Había una vez un niño llamado Mateo, quien tenía siete años. Él era muy estudioso y vivía con su mamá en un sector rural llamado El Redil.

La madre de Mateo tenía un vivero con muchas flores y plantas medicinales. Ella cultivaba y vendía sus plantitas, y eso le ayudaba para su sustento económico, y también era muy conocida por sus vecinos, porque les hacía remedios a todos los que llegaban enfermos, ya fuese con fiebre, dolor de estómago, diarrea, etc. Su medicina alternativa y natural era muy apreciada por todos…

Bastián Alejandro Molina Obreque
9 años
Panguipulli
Mención honrosa región de Los Ríos