Desde las entrañas de la tierra, un árbol llora por su fin. A pesar de todo lo entregado a la humanidad debe morir en manos de quien se cubrió con su sombra. Sus lágrimas ya no significan nada para el mundo, sus grietas y raíces casi sin vida ya no importan a nadie. Hoy la mano del hombre irrumpe aquel espacio vivo y sagrado. Hoy el campo pide a gritos que se le deje en paz.

 

Mauricio Alejandro Farías Álvarez
48 años
Paillaco
Región de Los Ríos
Categoría fotografía

 

Denounce with righteous indignation and dislike men who are beguiled and demoralized by the charms pleasure moment so blinded desire that they cannot foresee the pain and trouble.